El corazón desde lo simbólico

Aun cuando el corazón es un órgano muy bien diferenciado de nuestra anatomía, bomba principal del sistema circulatorio, desde tiempos inmemoriales ha sido un significante que hemos llenado de múltiples significados, llegando a ocupar gracias a su simbolismo un sitio privilegiado en las expresiones artísticas. Creo que es interesante hacer una disertación sobre sus aspectos semióticos que no radique en la visión estrictamente médica que pudiera aportar.

El corazón es una estructura central donde han residido varias nociones relacionadas con la vida, con connotaciones que van desde la afectividad, espiritualidad, ánimo, valor y hasta el intelecto. Es un órgano afectado por nuestras emociones debido a los cambios que muestra en el ritmo o de la fuerza de su contracción que en algunos momentos pudiera presentar con motivo de la liberación de sustancias neurohormonales muchas veces relacionadas con situaciones anímicas (las hormonas afectan a la conducta y la conducta afecta a la secreción hormonal).

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Simbolismo en el paleolítico

Desde la antigüedad, este órgano ha aparecido reflejado en diversas situaciones donde su representación ha llegado a caer en el mito y el misterio. Una de sus primeras manifestaciones conocidas data del final del período paleolítico vista en El Mamut de la cueva de El Pindal, en Asturias, pintura rupestre que muestra un gran corazón rojo pintado en el centro del animal. No se conoce si el hombre paleolítico lo pintó para señalar el lugar ideal para dirigir las flechas a fin de abatirlo, queda en el pensamiento de que ya entonces existía la idea de que en el corazón estaba la fuente de la vida.

Elefante de Pindal

Mamut de la Cueva El Pindal, Asturias.

El corazón para los egipcios

Los antiguos egipcios pensaban que en el corazón residía el alma y la mente del hombre, era el asiento de la conciencia moral, el trono donde habita el dios interno del hombre, le adjudicaban capacidades cognitivas: raciocinio, inteligencia, valor, poder creador y pensamiento espiritual. En el proceso de momificación la mayoría de las vísceras del occiso eran colocadas en vasos canopos, solamente el corazón y los riñones eran dejados en su sitio.

Se resguardaba el corazón del cadáver con amuletos protectores, y se pensaba que el difunto necesitaba ese órgano para su viaje por la otra vida pues tendría un papel crucial durante el juicio del difunto en el más allá. Los egipcios representaron a este órgano por una vasija  (imagen superior) donde se hallaba la esencia de las experiencias vividas. En jeroglíficos se observa representada la creencia de que cuando una persona moría su corazón era pesado durante el juicio final de Osiris en una balanza contra la pluma de la verdad y la justicia. Si la persona había tenido buenos sentimientos y había llevado una vida virtuosa, el corazón debía ser tan liviano como la pluma para que el fallecido fuese aceptado en el mundo de Osiris y disfrutara de la vida eterna. Si era más pesado lo devoraba una bestia infernal (Ammit) y el alma del muerto desaparecía.

jeroglificos

Ceremonia del pesado del corazón, ilustrada en el Papiro de Ani

El jeroglífico que representa al corazón se lee como ib o como haty según los signos acompañantes. Haty se refería al corazón como víscera. En cambio ib era la representación del corazón como sede del alma y el pensamiento.

Al corazón se le dedicaron hechizos en los textos funerarios, para protegerlo e incluso para suplicarle al mismo que no hablara en contra de su dueño, que no evidenciara sus debilidades para que fuese admitido a la vida eterna.

El corazón para los filósofos de la Grecia antígua

Desde la antigua Grecia vemos como no siempre el corazón fue el asiento del alma, aunque Hipócrates (siglo V a.C) situaba en el ventrículo izquierdo la dirección del alma entre los filósofos presocráticos se sostenía que el lugar del alma era el hígado. Platón (siglo IV a.C), llegó a sostener -al igual que los asirios de Mesopotamia en el siglo III antes de Cristo- que el mundo emocional y sensorial se localiza en el hígado.

Platón también llamó al corazón “Nudo de los vasos”, a pesar de lo antes expuesto en sus escritos se  dejan ver la vinculación que se hizo del corazón con la bondad y los sentimientos señalando que es el corazón quien permite que la parte mejor impere en la personalidad y que sólo la voz del corazón sea escuchada por “todo lo que en el cuerpo tiene sensibilidad”. El corazón – según decía Platón – lo mismo combate en favor de la razón que se pone al lado del deseo. También se sabe que Platón daba al corazón un sitio para la memoria.

En el siglo IV a.C. Aristóteles estableció que el corazón era lo más importante del cuerpo, concluyó en aquel momento que el corazón era el primero de los órganos que se forma en el embrión y el último en morir, era donde residían el movimiento, las sensaciones, el alma y la razón, mientras que en el hígado se fabricaba la sangre.

El rítmo cardíaco y el amor

Erasístrato (siglo III a.C), quien fue considerado el primer ritmólogo se dice que hizo la siguiente aportación una vez que Seleuco, septuagenario rey de los sirios, le llamara para que cure a su hijo Antíoco, severamente enfermo. Tras examinar al joven el médico pide que todas las mujeres de la corte desfilen ante la cama del enfermo. Al ver a Estratónica, su joven madrastra, el pulso de Antíoco comienza a latir rápida e irregularmente. Erasístrato participó su diagnóstico a Seleuco quien prudentemente deja a su mujer y la casa con su hijo, que cura definitivamente. De este modo, por primera vez en la cabecera de un enfermo se pone en evidencia la relación entre el ritmo cardíaco y las relaciones amorosas.

Símbolo de las prácticas aztecas

En la América prehispánica el corazón fue un órgano espiritual y misterioso. Los aztecas tenían también al corazón en un elevado concepto, tanto así que era una práctica religiosa arrancar el corazón de sus víctimas con un afilado instrumento cortante de obsidiana, considerándolo la ofrenda más valiosa y lo elevaban a los dioses, siendo luego depositado en un recipiente llamado: “Cuauxicalli».

Ritual Azteca

Ritual Azteca

El corazón visto por la simbología del oriente

En civilizaciones orientales (India, China y Japón), existe la idea desde hace milenios que en el cuerpo existen unos chakras o puntos de “energía vital universal inmensurable”, de los cuales, el que se halla a la altura del corazón, simboliza el amor y la compasión.

Los Indios consideran el corazón (hridaya) como centro de todo ser y de todo estado de existencia, por ello reside en el centro y al que se designa Brahma-Pura, ciudad divina. El corazón del creyente, se dice en el islam, es el Trono de Dios, su templo en el hombre. Igualmente, en el vocabulario cristiano, se dice que el corazón contiene el Reino de Dios, representa el estado primordial, y lugar de la actividad divina.

La religión católica y el Corazón de Jesús

El llamado “Corazón de Jesús” de la religión católica – que suele aparecer acompañado de elementos como cruces, llamas, rayos, espinas o coronas – se relaciona con el amor y el fervor religioso.

La Iglesia católica sostiene que esta forma del símbolo del corazón no surgió hasta el siglo XVII, cuando Santa Margarita María Alacoque experimentó una visión de un corazón rodeado de espinas que luego fuera usado en la iconografía eclesiástica. El corazón irradiante de esta manifestación, que puede generar similitud con el sol, es común a varias doctrinas y tiene un significado de centro o de eje, además de generar calor que es símbolo de fuente de vida.  Luego de este corazón irradiante será en el siglo XVIII cuando el corazón ahora en llamas se vuelve una representación del amor, no sólo religioso.

Corazón de Jesús
Primer dibujo del Sagrado Corazón por Santa Margarita María Alacoque

Origen de la imagen del corazón asociada al amor

La primera representación del corazón como un símbolo romántico es del siglo XIII. Apareció en una ilustración perteneciente a la novela francesa “Roman de la poire” (“Romance de la pera. En el manuscrito iluminado aparece una escena de amor alegórica en la que el hombre ofrece su corazón a la amada. Es la primera representación del corazón que conocemos como símbolo romántico.

Romance de la Pera

lustración de la novela “Roman de la poire”

Entre las analogías simbólicas el simbolismo del corazón y de la rosa coincidieron en un punto de equivalencia. Cuando el corazón se ilumina, y es llenado por el conocimiento divino, se simboliza como una rosa de pétalos abiertos donde ha florecido la actualización de su naturaleza primordial.

Los corazones de Frida Kahlo

La pintura moderna ha echado mano del simbolismo del corazón. Una de sus más fuertes representantes es la mexicana Frida Kahlo.  La obra de Frida Kahlo destaca por plasmar sus sentimientos en el lienzo a través del surrealismo donde muchas veces usó la figura del corazón que no dejaba de sangrar como símbolo del dolor, desengaño y desconsuelo en su narrativa autobiográfica.

Las dos Fridas
Las Dos Fridas

Reinterpretación de la obra

Poco después de su divorcio de Diego Rivera, Frida completó este doble autorretrato que refleja las emociones que rodearon a su separación. A la derecha está la Frida mexicana vestida de tehuana amada por Diego. A la izquierda, una Frida bastante más europea con un vestido victoriano, la Frida que Diego abandonó. Los corazones de las dos mujeres están a la vista, símbolo para expresar su dolor. El corazón de la Frida desdeñada está roto, mientras que el de la otra Frida está entero. Del amuleto que la Frida mexicana sostiene en la mano con la figura de Diego niño sale una vena que viaja a través del corazón de las dos mujeres y que finaliza en el regazo de la Frida desdeñada. Frida trata de parar el flujo de sangre que viene de Diego con una pinza, pero sigue goteando.

Recuerdo - Frida Kahlo

Recuerdo (El Corazón)

En este autorretrato, Frida expresa la angustia que sufrió durante la aventura entre su esposo Diego Rivera y su hermana menor Cristina a través de la pintura. Su corazón roto está a sus pies; su enorme tamaño simboliza la intensidad de su dolor. Mientras más dolor Frida quiere transmitir, más sangrientas son sus pinturas.

Analogías del corazón con un reloj

Ya para finalizar, el corazón por su ritmicidad también ha sido comparado con un reloj, les dejo una líneas del poeta Venezolano Andrés Eloy Blanco que expresa este significado en su obra Informalidad de 1924.

Yo no tengo noción del tiempo.
Mi corazón es un reloj
que de meditar las horas
se atrasó.

Cada minuto lo cavila,
cada segundo lo contempla
y con esa noción del tiempo
a ninguna parte se llega.

Yo siempre llego a todas partes
una hora después
o una hora antes,
Porque mi corazón, por momentos,
se detiene, para escucharse.

Yo no tengo noción del tiempo,
por eso pienso muchas veces
que cuando muera, moriré
después del día de mi muerte…

Dra. Onelia Greatty

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6 comentarios en «El corazón desde lo simbólico»

    • Muchas gracias, es del poeta Venezolano Andrés Eloy Blanco, la obra se llama Informalidad de 1924.

  1. Todo un paseo histórico, bien hilvanado, en el que te deja claro que los actuales significados que asociamos al corazón son una nimiedad. Agradecida por el viaje.

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